El artista urbano Basket of Nean, que ha instalado sus pequeñas obras en medio mundo incluida Australia, pero sobre todo en Madrid, no ha dado ninguna pista sobre quién es en los seis años que han transcurrido de sus primeras obras de Arte Urbano: “No quiero unir mi identidad, mi nombre real a la obra que hago”. Así se difumina la autoría y cualquiera puede imitar un Basket of Nean sin que la gente sepa cuál es el original.
Pero Basket of Nean da otra pista para no darse a conocer, hay otro motivo por el que se justifica esta decisión: “El arte urbano está penalizado por las instituciones: yo a ojos de un policía o juez soy un vándalo”.
Es por ello por lo que no deja de ser irónico que desde el absoluto anonimato haya alcanzado la meta artística más genérica. Que no es trascender ni vivir de ello: sino que haya un vínculo interno, que exista un sello propio y que cualquiera que lo vea en un paseo por Lavapiés en Madrid pueda decir: “Mira, aquí hay otro Basket of Nean: sácale una foto que no sabemos cuánto va a durar”.
El Arte Urbano no solo utiliza las técnicas de la brocha, del spray o los rotuladores, también entra el mosaico o las pequeñas esculturas o montajes, sin olvidarnos de los impresos o de las máscaras recortadas.