11.1.25
Inicios del Grafiti en los EEUU. New York y Filadelfia
No existe una fecha exacta en la que se pueda decir que "comenzaron" a pintar grafitis en los vagones del metro de Nueva York, que fue el inicio generalizado del grafiti en el mundo occidental, tal y como se le reconoce ahora. El graffiti en el metro de Nueva York es un fenómeno que evolucionó gradualmente a lo largo de varias décadas, y aunque no existe un único punto de partida claro podemos establecer algunos hitos importantes:
Década de 1960: Los primeros grafitis en el metro de Nueva York empezaron a aparecer en los años 60, pero eran más bien simples firmas o "tags" de los escritores, y no grandes obras de arte como las que conocemos hoy en día.
Década de 1970: Fue en los primeros años 70 cuando el graffiti experimentó un verdadero boom en Nueva York. Artistas como TAKI 183 comenzaron a dejar sus marcas en los vagones, y el movimiento se fue extendiendo rápidamente por toda la ciudad. Los trenes se convirtieron en lienzos en movimiento, y los estilos y técnicas se volvieron cada vez más sofisticados.
Década de 1980: Durante los 80, el graffiti alcanzó su punto máximo de popularidad. Artistas como Keith Haring y Jean-Michel Basquiat comenzaron a experimentar con el graffiti, elevando esta forma de expresión artística a un nuevo nivel. Sin embargo, también fue una época en la que las autoridades intentaron combatir el graffiti, lo que llevó a una disminución de su visibilidad en el metro.
Evolución gradual: El graffiti no surgió de la noche a la mañana, sino que fue un proceso gradual en el que cada vez más personas se unieron al movimiento de escritura como un modo de rebelión juvenil.
Falta de registros: Muchos de los primeros grafitis fueron realizados de forma clandestina, por lo que no existen registros oficiales de cuándo y dónde se realizaron. Eso dificulta seguir la pista de su evolución, unido a que en todos los casos han desaparecido. A lo largo de los años, el graffiti ha evolucionado constantemente, pasando de simples firmas a obras de arte complejas y elaboradas que es en donde estamos ahora, con grandes firmas reconocidas que trabajan la calle en grandes obras, asumiendo que se irán perdiendo.
Aunque Nueva York se convirtió en un referente, ciudades como Filadelfia y Chicago también fueron importantes centros de desarrollo del graffiti en Estados Unidos. Es difícil precisar un lugar exacto y una fecha concreta para el inicio del fenómeno del graffiti en el siglo XX, aunque se suele considerar que Filadelfia en los Estados Unidos, fue uno de los puntos de partida más importantes. A mediados de los años 60, un joven llamado Cornbread comenzó a firmar su nombre en las paredes de su barrio como una forma de llamar la atención de una chica que le gustaba. Este acto, aparentemente simple, desencadenó una serie de eventos que marcarían el inicio del graffiti moderno. La ciudad de Filadelfia, en esa época, vivía un contexto social particular, marcado por la segregación racial y las tensiones urbanas.
El graffiti se convirtió en una forma de expresión para los jóvenes, permitiéndoles dejar su huella en el espacio público y desafiar el orden establecido. Darryl McCray, conocido como Cornbread, fue un joven afroamericano que creció en un Filadelfia marcado por la segregación racial y las tensiones sociales. A mediados de los años 60, comenzó a firmar su nombre en las paredes de su barrio, una acción aparentemente simple que desencadenaría una revolución en el arte urbano. La prensa afroamericana se hizo eco de este fenómeno, lo que contribuyó a su rápida difusión entre los jóvenes de la ciudad.
A partir de las simples firmas de Cornbread, el graffiti evolucionó rápidamente, dando lugar a estilos más elaborados y a una verdadera cultura visual urbana. Cornbread fue uno de los primeros en utilizar el graffiti de esta manera, sentando las bases para lo que vendría después. Su acción inspiró a otros jóvenes a seguir su ejemplo, convirtiendo el graffiti en un fenómeno social y cultural. El apodo "Cornbread" (pan de maíz) le fue otorgado en un reformatorio donde cumplía una condena. Este apodo se convertiría en su identidad artística y en una firma que pronto adornaría las paredes de Filadelfia. Más allá de una simple firma, Cornbread utilizaba el graffiti como una forma de expresarse, de dejar su huella en el mundo y de conectar con otros jóvenes que compartían sus experiencias.
Las firmas de Cornbread se caracterizaban por su sencillez y por la repetición del nombre. Sin embargo, detrás de esa aparente simplicidad se escondía un significado profundo. Estas firmas eran mucho más que simples garabatos en una pared, eran una declaración de identidad, una forma de marcar territorio y de conectar con otros jóvenes que compartían su misma pasión. Cornbread es considerado el padre del graffiti moderno. Su legado trasciende las paredes de Filadelfia y ha influenciado a generaciones de artistas urbanos en todo el mundo. Sus firmas simples y directas sentaron las bases para la evolución del graffiti, que pasó de ser una simple firma a convertirse en una forma de expresión artística compleja y sofisticada.