Los grafiti no siempre son en muros, en paredes, y no siempre son con spray o con rotuladores. A veces hay artistas urbanos que buscan todavía más el trabajo efímero, el que puede durar una sola tarde, poco más que el tiempo que tardan en realizarlo.
Este de Madrid es un ejemplo de ello. El artista sabe que su dibujo desaparecerá en cuanto él deje de estar allí. Trabaja para unas horas, repite sus dibujos, sus obras, pero no son capaces de quedar impresas sobre la acera ni tan siquiera horas.
Puede resultar desde fuera un trabajo bastante insensato, no va a durar nada de tiempo. Pero el artista lo sabe y lo admite. A él le da igual eso. Podría hacerlo en otro soporte, y no todos los harían, pero sería de encargo. Sería un trabajo. Puede que disfrutara menos.
Mientras tanto el artista se lo pasa bien, goza con sus creaciones y molesta muy poco. Y va sacando unas ligeras monedas para convivir.