Podemos mirar con brillos estridentes, pero eso no supone ver más ni mejor, si acaso que a la hora de mirar, seremos vistos.
Mirar desde el anonimato puede ser incluso una opción si nos ponemos unas gafas estridentes.
Todos mirarán los colores y nadie nuestra cara para saber quien somos.
Desde Madrid, en uno de los barrios más reconocidos por muy diversos motivos, podemos mirar y sorprendernos, incluso para bien.