El graffiti ha pasado de ser considerado solo vandalismo a ser valorado como una forma legítima de arte contemporáneo. Como en todo, hay escenas y obras claramente artísticas y muy válidas e interesantes, y actividades torpes, cochinas e incluso vandálicas.
Artistas como Banksy, Jean-Michel Basquiat y Keith Haring fueron pioneros en llevar el arte callejero a galerías y museos, desdibujando los límites entre lo urbano y lo institucional. Se empezó a cotizar el Arte Urbano en el mercado del arte, perdiendo una parte importante de su sentido.
En 2024, exposiciones como la del Museo de Arte Prohibido de Barcelona exploraron cómo el graffiti ha influido en prácticas artísticas contemporáneas, incluso en técnicas sutiles denominadas "trasgraffiti" (arte que integra elementos del graffiti en otros medios sin ser explícitamente callejero).
Ejemplos destacados e innovadores incluyen el mural OPTICHROMIE de Felipe Pantone en Jersey City, que fusiona geometría vibrante con efectos ópticos, y las instalaciones de JR en Milán, que usan ilusiones anamórficas. El grafiti se ha convertido claramente un Arte Urbano Contemporáneo y tristemente efímero.
Ejemplos destacados e innovadores incluyen el mural OPTICHROMIE de Felipe Pantone en Jersey City, que fusiona geometría vibrante con efectos ópticos, y las instalaciones de JR en Milán, que usan ilusiones anamórficas. El grafiti se ha convertido claramente un Arte Urbano Contemporáneo y tristemente efímero.
Influencias del muralismo latinoamericano y el minimalismo europeo, como en las obras de Jason Revok, que integra símbolos de los años 70 en arte contemporáneo, han ido influyendo en estas evoluciones.
El graffiti en Occidente evoluciona hacia una síntesis de arte, tecnología y activismo. Mientras gana legitimidad en instituciones artísticas, conserva su raíz rebelde, y adaptándose a retos globales como la sostenibilidad y la digitalización.
El graffiti en Occidente evoluciona hacia una síntesis de arte, tecnología y activismo. Mientras gana legitimidad en instituciones artísticas, conserva su raíz rebelde, y adaptándose a retos globales como la sostenibilidad y la digitalización.
Su futuro apunta a una mayor hibridación con otras disciplinas artísticas y a un papel central en la definición de identidades urbanas. Se trabaja más las ciudades con ayudas de los propios ayuntamientos, creando festivales o jornadas en donde se pone en valor el Arte Urbano.
Iniciativas como Art Aero Rap en España han transformado espacios abandonados en atracciones turísticas, con más de 350 murales en La Bañeza (León). Varias ciudades en España tienen ya recorridos turísticos por sus espacios de Arte Urbano, y es posible que esto vaya en aumento.
